OBRA DE ARTE DEL MES

Arzobispado de Zaragoza

La Inmaculada Concepción, de Francisco Bayeu

José Antonio Val Lisa & Daniel Pérez Artigas

Se trata de uno de los temas más genuinamente locales, por cuanto que fue España el reino principal en la defensa del misterio y el que luchó con mayor insistencia ante los pontífices y la Iglesia en general por convertirlo en dogma de fe. Durante dos siglos fue una especie de peculiar «dogma de uso particular» de los españoles quienes, para pertenecer a ciertas corporaciones profesionales o municipales, tenían que jurar su fe concepcionista. En el resto del mundo católico no se estableció su carácter dogmático hasta el siglo XIX, por el  papa Pío IX (1854). En la Inmaculada  convergían dos temas que explican la sin par popularidad que alcanzó durante el siglo XVIII: el orgullo colectivo y la devoción mariana. El resultado fue una extraordinaria actividad en loor y gloria de la Concepción, que afectó a todos los ámbitos de la creación literaria y artística. Poetas y dramaturgos a la vez que tanto escultores como pintores, orfebres o grabadores, se dedicaron a difundir la imagen de la Inmaculada Concepción. Un índice de la popularidad de esa devoción lo pueden dar las numerosas fiestas públicas que se celebraron en su honor, y en las que participaba como espectadora o actuante la población del lugar donde el hecho acontecía. En esas celebraciones todos los medios expresivos desde el arte dramático y la poesía hasta la pintura o la arquitectura, pasando por la música, las decoraciones efímeras o el ceremonial, se aunaban para difundir un mensaje único de exaltación concepcionista. 1

Inmaculada Concepción con alegorías de la Ciencia, la Arquitectura y las Matemáticas. Ca. 1759. Museo de la Colegiata de Santa María, Calatayud. Obispado de Tarazona

Francisco Bayeu- el mejor pincel del siglo XVIII, después de Goya-, fue ante todo, un artista de corte, un pintor al servicio de los monarcas de la Casa de Borbón a los que sirvió, Carlos III y Carlos IV. Ambos monarcas apreciaron  la valía artística del aragonés, su entrega, sentido del deber y afán por contentar a los reyes en las pinturas encomendadas tanto para la decoración de los Reales Sitios como para las iglesias y conventos que dependían de la Real Casa. Y ello, a costa, en bastantes ocasiones de la salud. 2 Francisco Bayeu puede considerarse un pintor culto-devocional- culto, por su formación en  filosofía y latinidad, con los jesuitas de Zaragoza. Esa formación y las relaciones intelectuales y culturales  que tuvo en los años madrileños le permitieron convertirse en un pintor de primer orden. Devocional, porque demostró siempre una devoción hacia la Virgen del Pilar, que se manifestó en su casa, donde había  varias imágenes de advocación mariana-. Bayeu es por tanto, un cristiano profundo y espiritual, no olvidemos que era miembro de la Hermandad de Criados de Su Majestad, los miembros de esta hermandad tenían entre sus juramentos el de rendir culto a la Virgen María en el misterio de la Encarnación. La imagen de la Inmaculada, dentro de la producción artística de Bayeu, muestra en las obras más antiguas, una directa vinculación al pintor napolitano Corrado Giaquinto y a González Velázquez. En cambio, la llegada a la Corte de Mengs, determinó un cambio fundamental en la carrera de Bayeu. Mengs encarnaba perfectamente las nuevas actitudes: la exigencia, el rigor y las pretensiones “filosóficas” del pintor bohemio representaban una modernidad evidente que jóvenes artistas como Bayeu o Maella supieron ver y entender, sin acabar renunciando del todo a las primeras enseñanzas, algo de fuego barroco y de nacarada gracia rococó. 3

A continuación, mostraremos algunos ejemplos de la iconografía de la Inmaculada Concepción, dentro de la trayectoria artística de Francisco Bayeu.

Inmaculada. (1758). Alma Mater Museum, Arzobispado de  Zaragoza: Estamos ante una  obra de juventud del pintor firmado y fechado en la parte inferior izquierda: «Franciscus Bayeu Caesaraugs invenit et pinxit, Matritianno 1758» (Francisco Bayeu, zaragozano, inventó y pintó, en Madrid año1758), 4 que en origen se encontraba en  el oratorio del Palacio Arzobispal de Zaragoza. Este cuadro,  es la demostración más rotunda  de que Bayeu, con tan solo 24 años, era ya un excelente pintor. Sin duda, es una de las mejores obras del rococó español y de una modernidad indudable cuando fue hecha. 5

Inmaculada Ca 1765 AFINSA, Bienes Tangibles, S.A., Madrid

Representación de la Virgen María, concedida libre de pecado original, que toma como punto de partida la visión de la mujer celestial descrita en el Apocalipsis de San Juan: “Rodeada de gloria, envuelta en sol, con la luna bajo sus pies y doce estrellas en torno a su cabeza” (Ap 12, 1) . “Pisotea a la serpiente, que muerde la manzana, símbolo del triunfo de la nueva Eva sobre el pecado (Gen 3, 15). Según convencionalismos al uso tiene aspecto adolescente, viste túnica blanca y manto azul y adopta  una recatada aptitud orante. En manos de las criaturas celestiales aparecen dos de los atributos que inspirados en textos bíblicos  fueron tomados como prefiguraciones  de las virtudes de  María. Así, el ángel niño situado en el primer término lleva un lirio (Eclo 24, 18; Cant 2, 2), mientras que los angelitos a la grisalla de la zona superior son portadores del “Espejo sin mancha” (Sab 7, 26). En definitiva, siguió Bayeu los convencionalismos iconográficos habituales, aunque evitando caer en la copia servir de otros modelos, como el mismo artista se preocupó de expresar junto a su firma “inventó y pintó”. Se han advertido no obstante, ciertas semejanzas entre la presente  figura de María Inmaculada y la de la Virgen como Stella Maris en la obra San Nicolás salvando a los naufragios, realizado por  Corrado Giaquinto para San Nicola dei Lorenesi de Roma (1746), de la que hoy sólo se conserva el boceto. La mazonería del pequeño altar del oratorio del palacio arzobispal en el que el cuadro se inserta es neoclásica, y por lo tanto más moderna, razón por la cual no puede asegurarse que fuera pintado en origen para su actual destino ni encargado por el arzobispo caesaragustano de la época, Francisco Ignacio Añoa y Busto.6

Fue la primera de una serie de Inmaculadas dentro de su producción pictórica, iconografía de la que Bayeu fue intérprete destacado en la España  del siglo XVIII.

Inmaculada Concepción con alegorías de la Ciencia, la Arquitectura y las Matemáticas. Ca. 1759. Museo de la Colegiata de Santa María, Calatayud. Obispado de Tarazona: Tomando como punto de partida modelos tipificados para la representación de la Inmaculada Concepción, el artista desarrolló una compleja composición dotada de elementos simbólicos y alegóricos. En la mitad superior irrumpe con gesto decidido la Virgen Inmaculada vestida al uso de blanco y azul. La acompañan algunos de los habituales atributos marianos inspirados en textos bíblicos: coronada de rosas (Eclo 24, 18), con el sol y doce estrellas alrededor de su cabeza (Ap 12,1), pisando a la serpiente que muerde la manzana de Eva (Gén 3, 14) y con un ramo de lirios a sus pies (Cant 2,2). Un angelito porta la inscripción “Numquam maculata”, expresión  por antonomasia del dogma inmaculadista (Cant 4,7). En la mitad inferior haya tres mujeres jóvenes absortas en la contemplación   de la Inmaculada, de la que  prenden filacterias con pasajes del Antiguo Testamento alusivas a la Sabiduría, entendida como conocimiento de Dios y respeto a sus leyes. La muchacha de la izquierda lleva la filacteria que dice “Ego sapientia in medio semitarum judicii” (“Yo la Sabiduría, (ando) en medio de caminos de juicio”, Prov 8,12  y 8, 20). En la del centro se lee “Cum eo eram cuncta componens” (“Con él (Dios) estaba yo (la Sabiduría) concertándolo todo” Prov 8,30). Y en la derecha, “Mater agnitionis” (“Madre (la Sabiduría) de la ciencia”, Eclo  24,24). Partiendo de las prolijas descripciones que ofrece  la antigua literatura emblemática,  particularmente  la Iconología de Cesare Ripa, se consta que la primera muchacha podría ser la representación alegórica de la Ciencia por el atributo del espejo que lleva en sus manos, que la muchacha del centro podría ser la Matemática o a la Astronomía por el compás que está aplicando a una esfera armilar, y que la muchacha de la derecha tiene a sus pies poleas y compases que podrían relacionarla con algún saber de tipo técnico (como la Arquitectura y otras modalidades de construcción). De esta manera las tres mujeres serían personificaciones de alegorías vinculadas a la noble actividad del conocimiento intelectual, que no es sino un pálido reflejo de auténtica sabiduría.

La articulación de una propuesta iconográfica de características tan complejas ha hecho pensar que el cuadro procediera de un establecimiento bilbilitano de alto nivel cultural como era el Seminario de Nobles regentado por la Compañía de  Jesús (instituido en 1732 y clausurado en 1767). 7

La Inmaculada Concepción Ca. 1780-1785. Óleo/tabla. Patrimonio Nacional. Palacio de la Quinta de El Pardo, Madrid

El fin primordial, aunque no el único, de esta institución bilbilitana fue la formación de hijos de la nobleza de toda España que deseaban seguir  la carrera de la milicia y de la construcción militar, aunque también se impartía una formación  humanística, destinada a los que se incorporaban a la Administración Real. El plan de estudios era completísimo y muy orientado hacia los saberes científicos. Así se estudiaban Matemáticas durante los cuatro cursos, en tercero Física y nociones de Náutica, y en cuarto curso Dinámica, Dibujo, Balística Artillería y Arquitectura militar. El profesorado era lo más selecto y preparado intelectualmente de la Compañía.  Con la expulsión de los jesuitas en el año 1767, el cuadro de Bayeu pasó a la iglesia de San Pedro de los Francos. A comienzos de la década del 1970 se instaló en el Museo de Arte Sacro de Calatayud. 8

Inmaculada Ca 1765 AFINSA, Bienes Tangibles, S.A., Madrid: Bayeu ya en la Corte, retoma la Inmaculada rococó que había hecho para Zaragoza y la actualiza en clave clasicista por influjo de Mengs. Si la posición de la Virgen y la actitud, con las manos unidas de forma casi igual son semejantes, Bayeu introduce cambios. En primer lugar y por lo que se refiere a la manera de pintar, ha desaparecido la ligereza y la factura quebradiza de las pinceladas a favor de una figura más  dibujada y una pintura más estirada y menos empastada. La ha sentado sobre una gran media luna en vez de sobre una nube y ha dispuesto el manto envolvente de otra manera, flotando el extremo de éste hacia el lado contrario. También ha reducido el número de angelitos, cuyos rostros y alitas marcan la transición de los de la etapa rococó hacia los de la plenitud clasicista. 9

La Inmaculada Concepción Ca. 1780-1785. Óleo/tabla. Patrimonio Nacional. Palacio de la Quinta de El Pardo, Madrid. Se trata de una pintura sobre tabla, soporte raro para la época, pero utilizado con frecuencia por Bayeu con la intención de disponer de superficies resistentes y tersas, bien aparejadas, sobre las que dibujar con minuciosidad y pintar con detallismo preciosista, a fin de conseguir calidades del acabado brillante de las grandes obras de Rafael Sanzio, uno de los pilares de la enseñanza del academicismo pictórico del siglo XVIII y maestro venerado de Mengs. Entre sus características más notables se encuentra la monumentalidad de la figura de la Virgen, cuyo candoroso rostro casi infantil y su cabellera larga y lisa contrasta  con el monumental volumen de la túnica y el manto que recubren su cuerpo. La actitud semiarrrodillada con la pierna levemente flexionada y la rodilla hincada sobre la masa de  nubes acentúa aún más la sensación de solemne sobriedad. Se trata  sin duda de aspectos acordes  con su destino en el oratorio del Rey. 10

En el boceto se sugiere, en trampantojo, el retablo neoclásico en el centro y, a través de un ventanal, un amplio paisaje con figuras de personajes y alegorías alusivas a la Virgen María y, un rompimiento de Gloria, al Espíritu rodeado de angelitos y ángeles mancebos que revolotean alrededor de él y del retablo donde está la Inmaculada. A la izquierda está San Juan Evangelista, sentado sobre una nube y sujetando una lápida  con un versículo del Apocalipsis: “Mulier amicta sole, luna sub perdibis ejus,  et in capite ejus coronam stellarum duodecim” (Rodeada de gloria, envuelta en sol, con la luna bajo sus pies y doce estrellas en torno a su cabeza,  Ap. 12, 1). Bajo él, aparece el águila que simboliza a San Juan. A la derecha representó Bayeu al profeta y rey Salomón, en pié sobre un peñasco cubierto en gran parte por una nube, portando manto de armiño, corona, cetro y una lápida en la que se puede leer: “Tota pulcra est amica mea et macula non est in te” (Toda  hermosa eres, amada mía, y no hay mancha en ti, C. de los C; 4, 7). En zona más próxima al retablo, varios ángeles mancebos, portan  símbolos de la pureza  virginal de María y recogidos en la Letanía Lauretana. También a la derecha del retablo, pero tumbado sobre dos obres que representan a Europa y América, aparece la alegoría de la Monarquía Española en forma de león con las fauces abiertas, coronado con corona real, portado un cetro y cubierto con una estola o banda azul

El Espíritu Santo rodeado de ángeles en la Gloria, con san Juan Evangelista, el rey Salomón, y el trampantojo del retablo con la Inmaculada Concepción 1791. Museo Goya colección Ibercaja, Zaragoza: Francisco Bayeu, por encargo del rey Carlos IV, pasó a Aranjuez para proceder a pintar al fresco  las paredes y el techo del Oratorio del rey con una serie de escenas religiosas para las que previamente había preparado unos bocetos y estudios y que componían un programa iconográfico de exaltación  inmaculista, muy ambicioso y amplio. Esa amplia intervención decorativa al fresco, que ocupó al  pintor aragonés de marzo a junio de 1791 y el mismo periodo, aproximadamente  del año 1792 fue, sin duda, la más ambiciosa y brillante  empresa decorativa desarrollada por   Bayeu en su carrera artística al servicio de los reyes de España. En este modelo pintado por Bayeu está detallado todo que lo iba a pintar en el muro y techo de ese espacio ocupado por el altar, así como una recreación en trampantojo del retablo de la capilla, en la que había como titular una “Inmaculada Concepción” pintada por el pintor de Cámara Mariano Salvador Maella en 1778, y que permaneció tras la redecoración del oratorio en 1791-1792.

Esa Inmaculada de Bayeu, cuyo aspecto general y el de los ángeles que le rodean se aprecia perfectamente en el boceto, representa una tipología ya tardía y avanzada de las Inmaculadas pintadas por el aragonés a lo largo de su carrera en la Corte. Inspirándose en modelos de Carlo Maratta, Bayeu supo conferir a la imagen de la Virgen un estatismo y solidez sobre el globo terráqueo, de marcado clasicismo, pero compensado por cierto movimiento y quiebros del manto, y con la gracia rococó de los ángeles mancebos y angelitos que le acompañan. Es decir, es un perfecto ejemplo de eclecticismo estético, del academicismo que Bayeu practicó.

El conjunto en el boceto resulta muy espectacular, articulado con un gran sentido escenográfico y resuelto con extraordinaria brillantez compositiva y técnica.  Sus figuras son de una delicadeza y exquisitez absolutas. Bayeu, al final de su carrera artística, alcanzó una perfección total, como se demuestra en esta obra, boceto que por sus dimensiones y características, debe considerarse de primera categoría dentro de la producción en lienzo del artista aragonés. Con esta obra se significa la estrecha vinculación entre la Corona de España y la Inmaculada Concepción, pues Carlos III había puesto la monarquía española bajo su protección y había creado en 1771 la Real Orden de Carlos III con esa advocación. 11

El Espíritu Santo rodeado de ángeles en la Gloria, con san Juan Evangelista, el rey Salomón, y el trampantojo del retablo con la Inmaculada Concepción 1791. Óleo/lienzo. Museo Goya colección Ibercaja, Zaragoza

Otras Inmaculadas: Hacia 1785, por encargo del rey, pintará Bayeu una Inmaculada Concepción para la iglesia del Hospital del Corpus Christi de Granada. La composición de esta Inmaculada presenta a la Virgen sobre un cúmulo de nubes, en el que apoya una de sus rodillas, mientras que la otra pierna desciende suavemente en oblicuo para aplastar con el pie a la serpiente. Consigue así el artista crear un ritmo diagonal en la composición, que va desde la rodilla hasta el pie de la Virgen y que contrasta con la verticalidad del resto del cuerpo. Un numeroso grupo de ángeles con la habitual fisonomía que les confiere este artista, sirve de orla a la figura de la Virgen, que destaca de un fondo intensamente dorado, lo que potencia la armonía cromática lograda por el manto azul y la túnica blanca que recubren su figura. 12

Entre 1788-1790 fue ejecutada una Inmaculada Concepción, atribuida a Francisco Bayeu, que hoy se encuentra en el Museo Parroquial (Antigua Sacristía Mayor) de la Colegiata de Torrijos (Toledo). La obra fue pinta a petición del cabildo de la iglesia de San Gil Abad, hoy desaparecida y cuyas pertenencias fueron trasladadas a la Colegiata tras su desacralización en 1826. 13 Es una obra de gran valor artístico,  perteneciente a la segunda etapa de Francisco  Bayeu, la “neoclásica”; aunque aún conserva las influencias claras del estilo “rococó” de Corrado Giaquinto y de Antonio  González Velázquez, caracterizado por el brillante colorido, pincel fluido y tonos  nacarados. 14 El Museo de Bellas Artes de Córdoba, posee un grabado de la  Inmaculada, rigurosamente análogo al cuadro de la Colegiata de Torrijos, está  firmado por Francisco Bayeu y grabado por su hermano Ramón.

Sin  una datación conocida, pintó Francisco Bayeu un precioso cuadro de La Virgen expresivo de este misterio de su Concepción Inmaculada,  para la capilla del Seminario Diocesano de Astorga, que llevaba el título de La Inmaculada y Santo Toribio. Mide el lienzo 173 x 113,5 cm. El modelo corresponde a la tradición que se basa en la mujer descrita en el capítulo 12 del Apocalipsis. El fondo de la pintura representa una luz difusa y como de coloración dorada, queriendo sugerir el resplandor del sol. El rostro de María con sus ojos bajos y la gracia difundida en sus labios (diffusa est gratia in labiis tuis) configura la belleza de su persona, signo de la plenitud de gracia divina. La túnica es blanca y en parte sombreada, el manto es de un azul oscuro, como expresión del misterio inabarcable. Muchos ángeles niños rodean la figura de María, dos de ellos portando un lirio y una rosa. Un solo ángel adulto al lado derecho de María la contempla extasiado. Quizá quiera significar al arcángel Gabriel que había de llevar a cabo de parte de Dios el anuncio de la Encarnación del Verbo de Dios. La Virgen aparece de pie sobre el orbe terráqueo y no falta la figura de la serpiente apocalíptica, signo de la lucha de las fuerzas del misterio de la iniquidad contra el plan de la salvación divina. El creciente de luna tiene una dimensión mucho mayor que en otros modelos similares de la Inmaculada. La corona de las doce estrellas no aparece rodeando por detrás la cabeza de la Virgen, sino sobre ella como bajando del cielo y bastante difuminada, más de acuerdo así con el citado texto bíblico: «Sobre su cabeza una corona de doce estrellas».15

Ficha: Francisco Bayeu y Subías. La Inmaculada Concepción. 1758. Óleo/lienzo. 1,65 X 1,23 cm. Alma mater Museum, Arzobispado de Zaragoza.

Citas:

-1 Luna, J. J. De Tiziano a Goya. Grandes maestros del  Museo del Prado. National Art Museum of China-Shanghais Museum, 2007. P. 230-231.

-2 Ansón, Navarro. Arturo. Los Bayeu, una familia de artistas de la Ilustración. Colección Mariano Pano y Ruta Nº29. Caja Inmaculada. Zaragoza, 2012. P. 65.

-3 Pérez Sánchez. Alfonso E. Francisco Bayeu en el panorama de la pintura española de su tiempo. En. Francisco Bayeu (1734-1795). Museo e Instituto de Humanidades “Camón Aznar”. Zaragoza. 18/04-19/05/1996. P. 108.

-4 Ansón Navarro, Arturo. Una Inmaculada del pintor Francisco Bayeu y Subías en el oratorio del Palacio Arzobispal del Zaragoza. Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología. Universidad de Valladolid.  Tomo 48. 1982. P. 454.

-5 Ansón Navarro. Arturo (2012)…Opus cite…P. 24.

-6 Calvo, Ruata. José Ignacio. La Inmaculada Concepción (ficha). En Goya e Italia. Estudios y Ensayos. Gobierno de Aragón, Ministerio de Cultura, Fundación Ibercaja y Fundación Goya en Aragón. Museo de Zaragoza. 01/06-15/09/2008. .P. 189.

-7 Calvo Ruata, José Ignacio. La Inmaculada Concepción con alegorías (ficha)…Opus cite….P. 189-190.

-8 Ansón Navarro. Arturo. Inmaculada con las Alegorías de la Ciencia, la Arquitectura  y la Matemática (Ficha). En. Francisco Bayeu (1734-1795). Museo e Instituto de Humanidades “Camón Aznar”. Zaragoza. 18/04-19/05/1996. P 130-131.

 -9  Ansón Navarro. Arturo. Inmaculada (Ficha)….Opus cite…. P146.

-10 Ansón, Navarro. Arturo. Inmaculada (Ficha). En.  Francisco Bayeu y sus discípulos. Catálogo exposición. Cajalón. Zaragoza. 19/04-15/06/2007. P230.

-11 Ansón y Navarro. Arturo.  El Espíritu Santo rodeado de ángeles en la Gloria, con san Juan Evangelista, el rey Salomón, y el trampantojo del retablo con la Inmaculada Concepción (Ficha). …Opus cite… P.  242,245-246.

-12 Valdivieso González, Enrique. Dos nuevas obras de Francisco y Ramón Bayeu. Boletín Seminario de Estudios de Arte y Arqueología. Universidad de Valladolid. Tomo 43. 1976. P. 505.

-13 Reyes Calero, José. La Virgen recupera su esplendorABC. 15/01/2012 (edición digital)

-14 Anónimo. Dos nuevas obras de la Colegiata recientemente restauradas: El lienzo de la “Inmaculada Concepción” y el sagrario del “Buen Pastor”. Cañada Real. Revista cultural de Torrijos y comarca. Año X, Nº XII. Asociación “Amigos de la Colegiata”. 2012. P. 9-10

-15 Pons Pons, Guillermo. El excelente cuadro de la Inmaculada de Francisco Bayeu. Menorca. Info.20/01/2010  (edición digital).

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